Las personas con discapacidad constituyen un 15% de la población mundial. Casi una quinta parte del total mundial estimado de personas que viven con discapacidad, o entre 110 a 190 millones, se enfrentan con considerables dificultades.
Además, una cuarta parte de la población mundial se ve afectada directamente por la discapacidad, como las personas que cuidan de ellas o los familiares.
Las personas con discapacidad encuentran numerosos obstáculos en la sociedad y con frecuencia son objeto de estigma y discriminación. Siguen siendo en gran parte marginados, desproporcionadamente más pobres, a menudo desempleados y tienen mayores tasas de mortalidad. Además, son excluidas en gran medida de los procesos civiles y políticos y mayoritariamente no tienen voz en los asuntos que les afectan a ellos y a su sociedad.
La experiencia demuestra que cuando las personas con discapacidad están habilitadas para participar y liderar el proceso de desarrollo, toda la comunidad se beneficia, ya que su participación crea oportunidades para todos, con o sin discapacidad. La inclusión de las personas con discapacidad y sus comunidades en las actividades de desarrollo es importante para promover el programa de desarrollo.
Por tanto, es imperativo que los esfuerzos de desarrollo alrededor del mundo incluyan las cuestiones relativas a la discapacidad para determinar las políticas, los programas, así como la asignación de fondos para los programas y los proyectos de desarrollo. La incorporación de la perspectiva de la discapacidad en el programa de desarrollo es una estrategia para lograr la igualdad de las personas con discapacidad.
La Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad, que es a la vez un tratado de derechos humanos y un instrumento de desarrollo, proporciona una oportunidad para fortalecer las políticas relacionadas con los Objetivos de Desarrollo del Milenio y el cumplimiento de estos, contribuyendo de ese modo a la realización de una «sociedad para todos» en el siglo XXI.
Sería deseable que los diferentes Naciones intensificaran el fortalecimiento de las iniciativas para asegurar a las personas con discapacidad la accesibilidad y la inclusión en todos los aspectos de los esfuerzos de desarrollo.
Formar parte de la humanidad significa que debemos aceptar nuestra gran diversidad. Aceptar implica algo más que permitir vivir; aceptar es compartir, aprender, tolerar, entender, en suma, que nuestros actos nos hagan libres a todos. Seamos más libres, seamos más humanos.